Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Cuando llegué a Pasto como profesor de la Universidad de Nariño hace 53 años, me encontré con un caballero decimonónico, vestido de traje completo, chaleco y sombrero barbisio que ocultaba su calvicie pero le hacía coro acompasado a la manera como miraba al mundo. Era mi compañero en la cátedra inolvidable de mi Pasto del alma. Él la ejercía desde hacía muchos años. Pero, en especial, era el conducto de contacto con el sabio más grande de la historia de Nariño, el maestro Ignacio Rodríguez Guerrero, que vivía encerrado en su casa biblioteca. El día que él me llevó a conocerlo no solo tuve el privilegio de comenzar una conversación hasta el final de sus días con el premiado autor de “Los Tipos Delincuentes del Quijote”, sino que supe que Alberto Quijano Guerrero cometía poesía. Comencé a leerlo y me dejó huella eterna porque su formalismo ibérico reñía con la manera como yo entendía en ese 1970 los versos. Por estos días, sus nietas han hecho una bellísima edición repujada de la poesía que el doctor Quijano escribiera entre 1937 y 1992, tres años antes de su muerte. Es sorprendente. Estamos frente a un poeta decimonónico en todo el sentido de su palabra y acorde a como vestía. Sus versos son impecables. Va por los sonetos con soltura, maneja los alejandrinos con habilidad y eterniza la consonancia y la rima con el extraño ámbito que los pastusos le saben dar a su visión de la vida y de las cosas. La suavidad para enfrentar la muerte. La habilidad metafórica para rendir homenaje al perro muerto y dejarse lamer de la sombra del difunto, es una figura desconcertante que llega al alma de quien haya tenido una mascota. Y ni qué decir cuando describe el paisaje y abofetea al lector con una sola estrofa, sísmica y universal: “la cordillera, en impulso materno, amamanta las nubes con pezones erectos”. Es, por donde se lo mire y se lo lea, un señor libro, de esos que ya poco se editan. Lo imprimieron con cariño y finura en el Taller Matiz de Manizales y lo adornan con un sentido exacto de las proporciones ilustraciones mágicas de Santiago Caruso. Es un libro admirable.
El Porce, 2023